Esta fe tradicional en la ley como una salvaguardia de la libertad ha cedido el puesto a un profundo escepticismo. Hoy nos parece claro que la ley puede efectivamente ser usada para abolir la libertad y que es incluso quizá el instrumento más poderoso para lograr ese propósito. Las distinciones entre un gobierno de leyes y un gobierno de hombres, así como el concepto del imperio de la ley (rule of law) han perdido gran parte de su significación. No existe mejor ilustración de esa realidad que el hecho de que los constitucionalistas llegan generalmente a la conclusión de que la calificación de la garantía de un derecho individual a través de una frase que diga, por ejemplo, «salvo lo dispuesto por la ley» priva en mayor o menor grado de efectividad a esa garantía constitucional.
De F.A. Hayek. Libertad bajo la ley. CEES no. 117
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