Sí, pero una que limitara la emisión de leyes, restringiéndolas a las estrictamente necesarias para que los gobiernos pudieran desempeñar a cabalidad la labor para la que originalmente fueron constituidos, o sea la de garantizar a los ciudadanos en el goce de sus derechos.(...) En cambio, su intervención en todas las otras actividades de la vida del hombre, es cada vez mayor al grado de hacerle casi imposible toda actuación.De Hillary Arathoon, El Imparcial. 14 de febrero de 1979
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